sábado, 26 de mayo de 2007

Delirious (crítica)


¿Jugador o peón?

La amistad y las pruebas que ella conlleva, el amor romántico perfecto que nunca existe y siempre anhelamos, la importancia de perseguir los sueños, la intimidad de las personas y sus límites, el reconocimiento de los padres y qué hacer cuando éste no llega son los temas de la película Delirious (Tom DiCillo, 2006). La historia describe la relación entre Les, un paparazzi lleno de complejos con grandes ambiciones (Steve Buscemi, genial como de costumbre en su papel de looser) y Toby, un sin techo guapo, manitas y aspirante a estrella (Michael Pitt, que también hace una buena actuación como adolescente un poco ausente, no sabemos nunca si es que el chico es lelo, cínico o sencillamente un trepa de cuidado). Les se compadece del chico, le ofrece cobijo y un empleo dudoso con una remuneración muy discutible, y así se entabla una especie de relación maestro-discípulo (muy bien llevada en la película) en la que ambos aprenden lecciones del otro, a veces de la manera más ruda. Toby está fatalmente enamorado de K’Harma (la intención del nombre es tan evidente que sobra ahondar en el tema), una guapa estrellita de la farándula que canta, compone, lleva una línea de perfumes y cuya vida privada aparece en todas las revistillas del corazón (¡cualquier semejanza con Britney o Christina es puramente casual!), interpretada por Alison Lohman. Por azares del destino (tal vez demasiado excesivos), K’Harma conoce a Toby y también se enamora de él, un hecho que trastorna la relación con Les. Finalmente, el amor entre Toby y K’Harma será el aspecto con mayor peso en la película, y es de lamentar, porque el humor, la ironía y los matices que caracterizaban la primera parte se esfuman para dar paso a un sueño adolescente y edulcorado que no ofrece mayor interés, con un Grand Finale operático (parece una rendición, un abandono de la línea inicial) sobre una alfombra roja entre flashes de paparazzis. Con el fin de añadir más interés, DiCillo agrega un argumento paralelo con el carácter de Les que en mi opinión resulta fatal, pues no resulta creíble y termina por empañar la línea argumental que hasta ese momento funcionaba bien en el film. Aunque la historia arroja muchos puntos interesantes, la actuación de Buscemi es divertida y convincente, no se abusa nunca de la moralina y al final Les y Toby completan su evolución de modo satisfactorio, pienso que globalmente la película fracasa al sucumbir ante el melodrama, dejando de lado lo que había sabido construir hasta el momento.
LO MEJOR: La celebración del cumpleaños de K'Harma, ocasión en la que Les tiene la oportunidad de ver en directo a Elvis Costello. El fotógrafo había capturado dos instantáneas del músico sin su sempiterno sombrero, y esas fotos habían sido lo más cerca que Les había conseguido llegar a su ideal de un fotógrafo de calidad. Ante su ídolo, Les, que dividía al mundo en los Jugadores y los Peones (él por supuesto pertenecía al primer grupo) se queda sin habla, y después de un patético ataque de nervios en el baño, regresa a la fiesta a ocupar su verdadero lugar en el mundo: detrás de la cámara, condenado a la separación del mundo de los jugadores y pudiendo llegar a él sólo a través del objetivo.
LO PEOR: El previsible final de cuento de hadas.
RECOMENDACIÓN: Verla en DVD o esperar a que la den en la tele.

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